No hay nada delicioso que poder disfrutar un buen vino que nos transporte a un momento de relajación, celebración o de intimidad. No olvidemos que los licores son parte de nuestra vida desde muchos puntos de vista. Es por eso que queremos presentarte un par que tiene la suficiente presencia para que tu paladar se deleite con su gran sabor. Para este artículo vamos a agrupar dos ideas referentes a los vinos. En inicio vamos a conocer lo que el buen vino puede aportar a nuestras vidas en cuanto a sus ventajas, momentos y responsabilidad. Al tiempo que la segunda parte del artículo se va a dedicar a conocer el vino del Palacio Quemado, propio de la Ribera del Guadiana.

El buen vino está ligado a nuestras vidas

La enología nos enseña a disfrutar lo que el vino puede aportar.

La enología nos enseña a disfrutar lo que el vino puede aportar.

Los licores están relacionados a nuestra vida desde varias perspectivas. Desde el punto social podemos observar que el vino se encuentra como un licor muy apegado a la gastronomía. Puede ser degustado en la mesa, o también como un ingrediente para nuestras comidas. Además, podemos agregar que se usa para ciertas celebraciones. De hecho, es el vino la segunda bebida alcohólica más consumida en España. Disfrutar de un buen vino es una de las actividades que todos disfrutamos.

En otros términos, muchos médicos recomiendan que, para mantener nuestro corazón sano, se consuma una copa de vino a diario. Esto es un aspecto muy importante puesto que muchos licores también hacen aportes positivos a nuestro cuerpo. Así que el buen vino no solo aporta un gran sabor sino también bienestar y salud.

La responsabilidad que gira en torno al vino y su consumo

El buen vino también puede ser un cómplice en ciertas ocasiones. Un ejemplo de esto puede ser que funcione como un acompañante en una cita romántica. En ella podemos querer mezclar la pasión con una pequeña copa de vino que seduzca los sentidos de ambos. Es parte de las celebraciones, de los momentos de reflexión, de negocios y muchos más.

El vino es parte de una cultura; millones de personas alrededor del mundo rinden culto a esta bebida y a todas las tradiciones que ella lleva consigo. Es la enología la palabra que encierra todo el estudio de esta bebida ancestral.

La cultura vinícola se extiende de principio a fin.

La cultura vinícola se extiende de principio a fin.

Uno de los padres de la enología moderna cita lo siguiente. “el vino nos obliga a ser doblemente civilizados, primero para vinificarlo y segundo para beberlo». Estas palabras de E. Peynaud encierran en una frase lo que debe llevar consigo la cultura de seguir una bebida que nos da grandes momentos pero a su vez puede empañar otros. El tener cultura vinícola debe estar ligado a la responsabilidad que conlleva este licor. El cual puede ser fuente de alegría como de momentos amargos.

La delicia de probar una copa del Palacio Quemado

No tenemos que buscar muchas excusas, una pareja, una reunión o un momento a solas; cualquier de las opciones es perfecta para tomar una copa de vino. El Palacio Quemado va jugar con algo con tus sensaciones, agitando así tus pupilas y provocando un nivel de tentación que solo te provocará a probar una copa más.

Una botella del Palacio Quemado en tu reserva te impulsará a ser degustador de vinos interesantes; puesto que las características de este licor sobresalen sobre el resto de vinos que fueron cosechados durante el 2011.

Con respecto a las sensaciones, el Palacio Quemado juega con el romance y con la intimidad de un momento apasionante, esto es porque su color “cereza” intenso, brillante y bien cubierto seguramente combinarán con una cena equilibrada con algunos bocadillos juguetones .

Si creías que la fiesta de sensaciones empezaba en tu paladar, entonces estás muy equivocado/a, puesto que antes de acercar la copa a tus labios, el aroma agradable con notas de tabaco y madera tostada van a ser el anfitrión agradable a un momento sereno y pleno.

Ahora cuando hablamos del primer trago, el impacto de rutas roja maduras y taninos elegantes serán el complemento y el plato fuerte de la experiencia de probar una copa del Palacio Quemado. Definitivamente este vino es perfecto para ocasiones especiales, por sus características que juguetean e incluso coquetean con nuestros sentidos, además de ser elegante, delicado y muy apegado a la estética romántica que puede ofrecer un licor.

Este vino Extremeño es fuente de grandes misterios y conquista al paladar.

Este vino Extremeño es fuente de grandes misterios y conquista al paladar.

El palacio quemado, tradición de un buen vino Extremeño

Con respecto a la cosecha, este vino tiene una plena y larga maduración, gracias a su plena maceración. Además que; la crianza de vino se instaló por más de doce meses en una barrica de roble, un aspecto que perfectamente le da un detalle distintivo al licor.

Finalmente podemos decir que el Palacio Quemado es un buen vino divertido y agresivo; pero desde la forma como envuelve nuestro paladar y agita los sentidos gracias a la combinación de un olor muy delicado, pero con un sabor muy profundo y distintivo. Para los degustadores más expertos, este vino es ideal para disfrutarlo en una noche fría. Aquí donde la copa sea un acompañante silencioso que nos invite a apreciar un poco más de la soledad o quizás de disfrutar de la compañía que podemos tener. Lo importante del Palacio Quemado es que no es un complemento, sino un acompañante, un amigo… un cómplice.

No olvides que los licores deben ser tomados con responsabilidad. Aprovecha siempre  la oportunidad pasarla bien, pero sin tener malos momentos.